jueves, 16 de marzo de 2017

ELECTRONES HACIENDO ALGO QUE SE CREÍA IMPOSIBLE

Un nuevo descubrimiento muestra que bajo ciertas condiciones especiales, los electrones pueden atravesar una abertura estrecha en una pieza de metal a gran velocidad y más fácilmente que lo que la teoría tradicional sostiene.

Este flujo “superbalístico” se parece al comportamiento de los gases que fluyen a través de una abertura angosta, pero sin embargo tiene lugar en un estado de la mecánica cuántica en el que los electrones son fluidos.

El hallazgo es obra del equipo de Leonid Levitov, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, y Gregory Falkovich, del Instituto Weizmann en Israel.

En estos pasadizos angostos, para que los electrones se muevan a través de una sección de metal que se estrecha hasta un punto, resulta que cuantos más, mejor: grandes grupos de electrones se mueven más rápido que un número pequeño de ellos atravesando el mismo cuello de botella.

El comportamiento parece paradójico. Es como si una muchedumbre que intentara pasar por una puerta todos a la vez descubriera que pueden atravesarla más rápido que una sola persona pasando sola y sin obstáculos. Pero los científicos han sabido desde hace casi un siglo que esto es exactamente lo que sucede con los gases que pasan a través de una abertura diminuta, y el comportamiento puede explicarse a través de la física.

En un conducto de determinado diámetro, si hay pocas moléculas de gas, estas pueden viajar sin impedimentos en línea recta. Esto significa que si se mueven de forma aleatoria, la mayoría chocará rápidamente contra la pared y rebotará, perdiendo así parte de su energía durante el proceso, y por tanto ralentizándose cada vez que lo hagan. Pero con un grupo mayor de moléculas, la mayoría choca entre sí más a menudo que contra las paredes. Las colisiones con otras moléculas no tienen “pérdida” porque la energía total de las dos que chocan se conserva, por lo que no se produce una ralentización. “Las moléculas en un gas pueden conseguir a través de la cooperación lo que no pueden hacer individualmente”, acota Levitov.

A medida que aumenta la densidad de moléculas en un conducto, se alcanza un punto donde la presión hidrodinámica que se necesita para empujar el gas desciende, a pesar de que la densidad de moléculas se incremente. En resumen, aunque parezca extraño, el amontonamiento acelera a las moléculas.

Lo que los autores del nuevo estudio han comprobado ahora es que un fenómeno similar gobierna el comportamiento de los electrones cuando pasan por una pieza de metal lo bastante estrecha, donde se mueven en un flujo semejante a un fluido.

El resultado es que, a través de ese estrechamiento, los electrones pueden fluir con un ritmo que excede al que se había considerado un límite fundamental, conocido como el límite balístico de Landauer. Debido a esto, el equipo ha bautizado al nuevo efecto como flujo “superbalístico”. Esto representa un gran descenso en la resistencia eléctrica del metal, aunque es un descenso mucho menor que el que se necesitaría para producir una resistencia cero y poder así calificar el fenómeno de superconductividad. Sin embargo, a diferencia de la superconductividad, que precisa de temperaturas extremadamente bajas, el nuevo fenómeno podría tener lugar a temperatura ambiente y por tanto podría ser mucho más fácil de poner en práctica para aplicaciones en aparatos eléctricos.

De hecho, el fenómeno se incrementa a medida que aumenta la temperatura. A diferencia de la superconductividad, el flujo superbalístico es ayudado por la temperatura, en vez de ser dificultado por ella.





jueves, 9 de marzo de 2017

jueves, 2 de marzo de 2017

Un telescopio de la NASA descubre un sistema solar con siete planetas como la Tierra. 

Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un nuevo sistema solarcon siete planetas del tamaño de la Tierra. Está a unos 40 años luz de nosotros, en torno a una estrella tenue y fría de un tipo conocido como “enanas rojas”. En la Vía Láctea, esta clase de astros son mucho más abundantes que las estrellas como el Sol y, recientemente, se han convertido en el lugar predilecto para buscar gemelos terrestres que podrían albergar vida, según explicaron los investigadores y responsables de la NASA en rueda de prensa. "La cuestión ahora no es si encontraremos un planeta como la Tierra, sino cuándo", han asegurado.
El nuevo sistema solar orbita en torno a Trappist-1, un astro del tamaño de Júpiter ubicado en la constelación de Acuario. El año pasado, un equipo internacional de astrónomos halló tres planetas orbitando en torno a este astro, con tan solo un 8% de la masa del Sol. En un nuevo estudio publicado hoy en la revista Nature, el mismo equipo confirma la existencia de esos tres mundos y anuncia otros cuatro. Todos tienen un tamaño similar a la Tierra, pero están mucho más cerca de su débil estrella, lo que les permitiría albergar agua líquida, condición esencial para la vida. Se trata del sistema solar con más planetas del tamaño de la Tierra y que podrían contener agua que se ha hallado hasta la fecha, según un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO).



Realizado por: Gonzalo Terrón Luque

Origen del vector

El término vector tiene su origen en los trabajos de Isaac Newton sobre astronomía. El término aparece ya en un diccionario técnico inglés de 1704 para referirse a la línea que une el Sol con un planeta al describir el movimiento de este último.
Sin embargo, la formalización del concepto de vector no se llevó a cabo hasta principios del siglo XIX gracias al trabajo de, entre otros, Bolzano. Hasta entonces, la geometría cartesiana introducida por Fermat y Descartes había tenido una enorme influencia en las matemáticas. Sin embargo, pronto se hizo patente la necesidad de introducir un sistema de representación más compacto y abstracto que no dependiera del sistema de coordenadas.
Mención aparte merecen los trabajos de Möbius (más conocido por su cinta, ver figura inferior), que introdujo el sistema de coordenadas baricéntrico, y de Giusto Bellavitis (1803-1880), matemático italiano cuya formalización de los vectores es la que sigue enseñándose hoy en día. 
Esta es la versión de Escher de la cinta de Möbius, es una superficie con una sola cara y un solo borde. Tiene la propiedad matemática de ser un objeto no orientable. También es una superficie reglada.